¿A qué se debe el envejecimiento cutáneo?
El envejecimiento de la piel se acompaña especialmente de una mayor sequedad de la piel, arrugas y falta de brillo.
El envejecimiento de la piel asusta. ¿A quién no le gustaría tener una piel clara y joven para siempre? Pero sabemos que, aunque este proceso puede ralentizarse un poco, sigue siendo inevitable. ¿Sabes a qué se debe esto?
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, se renueva constantemente y está conectado con los demás órganos. Sirve para protegernos de agresiones e infecciones físicas y químicas y también permite la transmisión e intercambio de información entre el cuerpo y el mundo exterior.
Sin embargo, es innegable que también cumple una función estética muy importante. Es por eso que ver su edad es motivo de arrepentimiento. Veamos qué hay detrás de este proceso.
Signos de envejecimiento cutáneo
El envejecimiento cutáneo comienza a manifestarse a partir de los 25 años. Al principio aparecen unas finas líneas que, con el tiempo, se convertirán en arrugas. La piel pierde volumen y textura gradualmente y se vuelve más pálida y translúcida.
También pueden aparecer manchas en las zonas más expuestas al sol. Las manchas en el rostro, el dorso de las manos y los hombros son típicas del envejecimiento, otra zona donde la piel suele perder elasticidad. Asimismo, los vasos sanguíneos de la dermis se vuelven más frágiles, por lo que pueden aparecer pequeños capilares rotos debajo de la piel.
Las glándulas sebáceas son responsables de la producción de sustancias que garantizan la hidratación. Con el tiempo, son menos efectivos y, como resultado, la piel se vuelve más seca y tiende a picar.
Lo mismo ocurre con las glándulas sudoríparas que comienzan a producir menos sudor, el cual ayuda a mantener estable la temperatura corporal. Cuando la producción disminuye, aumenta el riesgo de hipertermia (un aumento repentino de la temperatura corporal).
¿Por qué envejece la piel?
El envejecimiento de la piel se produce por varias razones. Con el tiempo, la piel produce menos proteínas (como el colágeno), las sustancias que le permiten realizar mejor sus funciones. En este proceso intervienen numerosos factores: algunos son evitables y controlables, otros no.
Los factores que podemos evitar son conocidos: la falta de sueño y el estrés, por ejemplo, alteran la producción de hormonas que intervienen en la regeneración de la piel. La hidratación inadecuada también juega su papel.
La exposición al sol acelera el envejecimiento cutáneo: los rayos solares dañan los mecanismos de renovación de la piel. Más precisamente, alteran la producción de colágeno y elastina. Finalmente, la fuente de alimentación, ya que si esta no es adecuada, altera la producción de estas dos proteínas y hace que la piel parezca menos joven.
Sin embargo, también existen otros factores que están fuera de nuestro control. En primer lugar, la genética juega un papel decisivo, por ejemplo, en la piel seca. La raza y el tipo de piel pueden, en parte, determinar el proceso de envejecimiento.
Por ejemplo, la piel más clara y sensible tiende a desarrollar arrugas primero. Los asiáticos suelen tener la piel desigual pero menos arrugada.
¿Podemos prevenir el envejecimiento cutáneo?
No existe una solución definitiva y no podemos detener este proceso, pero podemos ralentizarlo. Para ello, basta con adoptar un estilo de vida saludable. Realizar una actividad física moderada es anti oxidante: reduce los radicales libres que actúan sobre el envejecimiento cutáneo.
Una nutrición adecuada, sin deficiencias, proporciona a la piel los nutrientes que necesita para regenerarse. Asimismo, es importante mantenerse bien hidratado, evitar el estrés y tratar de "frenar" un poco.
Sin embargo, lo más importante es evitar la exposición excesiva al sol, ya que este es el peor enemigo de la piel y acelera enormemente el envejecimiento. No basta con aplicar protector solar; la mejor manera de reducir el daño causado por los rayos UV es evitar tomar el sol cuando es demasiado intenso.
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